Proponer a un alumno o un niño un juego concreto no debe ser al azar o de la ocurrencia momentánea, sino más bien del resultado de un minucioso análisis.
Un rápido análisis del juego nos debe llevar a las respuestas de las siguientes preguntas:
- ¿Sel alcanza el objetivo pretendido?
- ¿Es motivante?
- ¿Permite una cantidad de trabajo suficiente?
- ¿Participan todos?
- ¿Hay problemas de espera?
- ¿Hay problemas de eliminación?
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